lunes, 19 de abril de 2010

El templo de mis sentidos

No me importa si estoy en el limbo;

si puedo oler la esencia jacaranda,
naranjo azar,
lila eufórica,
   tierra mojada,
su olor penetra en mis poros
para titiritar en los remolinos del aire
y asomarse a mi nariz.

Tengo en el cuerpo el polen
que germina mi piel,
festejo de un racimo de nervios
para resucitar cada vez que se olvida.

¡No me importa! el limbo;
si el reloj cabalga en las ojivas de un beso,
paraíso mío cuando se conecta a lo etéreo,
la mente que manipula al ser
para expresar su más puro encuentro   
                                                       sentir.

Realmente,
me será inadvertido;
sí la luz serpentina asombra
a los extremos polares
jugando con los hilos del cielo,
para deleitar mi pupila pupilo,
dibujando emulsiones solares.

Luminiscencia,
casi te toco pero aquí
ya somos una sola.

Se desvanece,
aun persista el eco sin eco;
 la danza que vibra
 el arte de existir

Yo un instrumento o miles de ellos,
conjugando al bombeo
de la sangre,
para sentir
la sagrada pertenencia
de la música.

el limbo retornará a su mito
si desde la ofrenda de mi boca
el silencio de mi eco, retumba en
los trinos internos,
para alimentar el espíritu del recuerdo
 el poder de dar y nutrir.


Sincroniza  la madre progenitora.

No me importa,
si estoy aquí para vibrar y hablar,
escribir,
el mismo lenguaje.

Es este limbo tierra,
el templo de mis sentidos
la vida y la muerte de mi inicio.



América Zapata


Dedicado al mes de Abril...