domingo, 6 de marzo de 2011

Espejos

    I

 Un argonauta ha perdido su barco
se ha ensimismado en llanos
desiertos y calmas pasajeras.

ha escondido el color
que se veía.

para después aparecer
en la metáfora de un laberinto
en el rincón de su vicio.

Saber lo cruel que es olvidar
la historia y el retorno,
es quizás el sitio de lo que ha perdido.


II
Por qué nos despojamos
de nuestro barco.

Quizás somos extraños
que se van de si mismos
para entenderse
y volverse conocidos.

después habrá el día
de encontrarnos en la misma isla.

III
La nube desahogó en él
su llanto
para emigrar al silencio
y en el eco de su pasadizo
se permitió el dialogo.

Reconoció
los cielos siniestros
de evoluciones vacías
por existencias
intrusas.

Fue en ese momento cuando
la tempestad pisó su laurel.
Y se recordó tan humano
tan viejo.








América Zapata

deseo musical

Se contrae el corazón
y después en tormenta ancestral
regresa la historia
para completar el latido.

En un segundo
renace tu espíritu viajero
y en mi, el milenario
de espacios conocidos,
de cada dibujo que se originó
en la paleta del mundo.

Acompaña mi canto tambor
tambor de sol
dale alma a mi voz

dale vocal al aire que respiro
como se lo das a la flauta y al caracol
una melodía a mis huellas.
verdad a mis oídos.

Piérdete en mi como te pierdes en el pájaro,
en el crujido de la madera
en el aullar de la ventana
en las pisadas de la gota
en el telar del indígena
en la tertulia de una trompeta

hazme cosquillas,
como le haces a la cuerda.

tú que sabes penetrar en el acero
juegas a estremecer los contraltos de un bajo
revive mi oído
ausculta siempre
y penetra,
penetra en mi halo
déjame sentir esto que pasa todos los días
como exageración de perpetua dicha. 
revive mi música interna.                          

América Zapata

Eslabones Rotos



 I
Y se quedaron las horas
retumbando en mis oídos
como ecos caracolas.

Las páginas de las orillas
se perdieron
en los remolinos de un barco,
un barco que se ancla al pulmón,
decide navegar en su arteria,
puede retirar el aire con un suspiro,
y reflejarlo todo en el timón de sus ojos.

II

Navega el corazón
en este cuerpo,
antes baldío,
ahora dirige la proa,
deja atrás el ego,
llega al mástil mayor,
divisa la plenitud,
comparte las nubes
con las olas del cabello
y deja que la profundidad
admita, la congregación con la era.

III

Todo cincel es bienvenido
para darle fruto a las tierras etéreas,
la forma buscará la sabiduría de la piedra
la arena del cuerpo será la materia
el amor el puente del universo,
interno, externo, eterno,
la luz guiará los pasos.

El alma devuelve
el nombre a lo que antes
se cubrió de hiel.
Ahora es fértil.


América Zapata

Protesta de un niño enjaulado



Dime, habla, explícame,

No puedo salir de esta cárcel,
los barrotes están llenos de sangre
y dentro, me quiebro por partes.

Soy un ser lleno de luz que circunda
por el aire,
navega mi horizonte
en el latido de lo que veo

Soy vulnerable a que apaguen mi estrella
y te cuestiono

¿A dónde voy?

Mil caminantes frente de mí,
 quieren guiar mis pasos,
y cada vez que cojo de su mano,
me contagian la indiferencia;

Aparecen gusanos  en  mis pisadas,
brota la muerte que estanca al espíritu,
los egos se devoran unos a otros,
para migrar al vació de su existencia,
¡me quieren guiar!
Con armas frías, llenas de deudas,
Con las manos oscuras,
amorfas, sin creación.


Sí, la indiferencia es un hueco que no me
habla, me abandona, me transgrede,
 mutila.


¿Cuáles son mis armas,
cómo me defiendo?

Quiero defenderme de quienes me asesinan

Pero sólo tengo luz que ofrecer y se opaca
con todo lo que veo.

Dime, habla, explícame,

                          ¿A donde voy?

Si mi pecho de niño envejece.





América Zapata