elegirían tus labios.
Acariciarían tu parpado
deslizándose
en las pestañas
que arropan tus verbos.
deslizándose
en las pestañas
que arropan tus verbos.
Jugarían a ser malabarista
con tus navajas de nieve.
Así, si el viento no los enjaula
dejaré de escuchar
el goteo de tu risa.
La ausencia no es
el diagnóstico de tu lejanía
es la memoria en la punta de mi lengua
Lo único que tengo
ahora es el deseo, las letras,
que bailan con la sonrisa
presente
Y ese día al estertor de la tarde
bañada de fuego,
que palpitó toda la noche.
América Zapata