sábado, 8 de diciembre de 2018

Brevedad

En el cuerpo se vacía
el tiempo de mi piel
poro a poro cae
rendido en su desafío
se desploma la experiencia
en mis pisadas,
en mis huesos.
días,
en mis manos.

La muerte da la continuidad
pese al aspid de la ignorancia,
-todos los días contienen
de su medicina-

Día a día la muerte
consume la existencia,
la procrea,
la regenera,
la transmuta,
la inicia.

Es un símbolo de
eternidad y retorno.

Mi brevedad es
una clepsidra que
gotea en el jarrón
del olimpo.
En los pilares del universo,
bajo el manto creativo.

Me conteneo entre
el silencio y la risa,
la ira y el llanto.
Lo solemne y la belleza.
El amor, el dolor.

La música.

Todo en mi posee
sus dosis de infinito.
Pese a lo infimo.
Pese al vacío.

Es esa brevedad
la que me hace coexistir
entre el cielo y la
tierra.

Entre la divinidad
y mi humanidad.
Entre lo eterno y lo
instantáneo.

La brevedad
de un pestañeo.
El cuerpo que desbasta
la ambigüedad y el espacio.
El colapso de los ojos.
la sonrisa fidedigna, explosiva.
En el aliento puro de un
suspiro.

La inhalación y la exhalación,
de mi reencuentro.
El punto intermedio de un dialogo.
El inicio y el final de una película.

Mi brevedad es tan sólo,
la milésima parte de mi eternidad.
Aquella que nace, y muere,
en el sin fin del segundo.

Por eso escribo,
para precisarme viva,
para pisar la tierra,
y amarla mientras puedo,
recordarla, si muero.
La independencia de un suspiro.

América Zapata