Se eleva en el cielo tu nombre.
en la guerra,
el animal.
Tatuador de pretéritos.
Las constelaciones
imprimen su pergamino
cual alabanza Sumeria
y en ella la nostalgia
de la sangre.
Los cofres pintan su historia
en las paredes profundas
del cielo.
Y a lo lejos
se mira el
corte originario
la mitad de un hombre
que ha de sostener el día y
la noche.
Cual fénix su trino emana,
la estela que alumbra el ecuador y
en ella la contemplación del mundo.
Su voluntad fue designio por el ego
Manchó la interpretación pueril
Y por ende
la furia del equilibrio
Ahora
un arco roto.
Apunta las flechas del zodiaco
para sostener la complejidad
de un humano vestido de semidios.
Que sólo tus ojos pueden
escuchar
y en su pupila se levanta el horizonte de los
dioses.
Cazador epílogo
de nostalgias nocturnas
eleva la moraleja del destino para
perpetuar en las distorsiones del
silencio,
la fe del firmamento.
Se habla que en el inicio de los tiempos
si observas
descifrarás el cinturón
y en el Ojo de la
Realidad la Ilusión viste
a Orfeo
de Norte,
para
leerte la leyenda
de los puntos cardinales
eternos.
(A la constelación de Orion)
América Zapata