El viento no sabía cómo retener el agua. Una vez intentó acariciarla, y se hizo una tormenta;
después la abrazó, y se hizo un tornado. Él asustado, no sabía cómo formar
parte de ella, se preguntaba ¿Cómo ser algo más que una fórmula? sin ser
consciente de ello. Quería más que observar: besarla, habitarla, liberarla. Era
imposible ver ¡cómo se perdía en el asfalto! se partía en la polifonía de las
piedritas... ¡perdía su rastro! él quería morir con ella.
Entonces recorrió su micro espacio y se convirtió en una pequeñita esfera. Sin darse cuenta, la pancita de la gota, burbujeó. Ella, la gota, sentía mariposas, se sentía gaseosa. Fue todo un espectáculo.
Entonces recorrió su micro espacio y se convirtió en una pequeñita esfera. Sin darse cuenta, la pancita de la gota, burbujeó. Ella, la gota, sentía mariposas, se sentía gaseosa. Fue todo un espectáculo.
A lo lejos -en la armonía de la lluvia- una gota flotaba y tardaba en llegar al suelo.
Fue todo un acontecimiento cuando cayó y la gota notó, la presencia del aire.
América Zapata
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