La intermitente de las sombras
son anzuelos de
las bancas del parque
la templanza, recoge heridas,
para hacerlas sábanas y
proteger del frío a los
dormidos
-recuas perdidas
mudos de las impotencias
fóbicas.-
Los locos somos tan sólo
los ritos del
imaginario
Tras dibujar la urbana estela del ayer
la oscuridad tiñe
por momentos
la luz
prende
La causalidad,
-Descorche del tiempo-
Ya la nocturna contó
con malicia las cucarachas
que comen las sobras del olvido.
Miles de transeúntes hieren las flechas
de las estrellas
y dormitan en sus mentes
mientras que mis hienas del descanso
trotan hacia ellos envidiosas.
absorben con
sus ojos cerrados,
al mundo:
imparable latido
Esta impotencia de no dormir
De contemplar la
epopeya soliloquia,
monólogo fiero,
para atormentar las
cloacas de los oídos
descompuestos
que no tienen
fondo.
A sí se encienden
los cigarros de la soledad,
Esta inverosímil
forma
de sacarle a la realidad
la lirica del insomnio.
y delirar bajo la bóveda celeste.