Aveces quisiera saber
la formula del viento,
la formula del viento,
navegaría en la vos que te aconseja,
el silencio del miedo,
detener al macabro que detiene
el verbo y divide la conjugación.
el verbo y divide la conjugación.
De saberla rompería las cadenas
que atosigan
que atosigan
enjaulan latidos, tus labios.
Pondría cada verso en su lugar,
el olvido del orden, lo diario.
Te recordaría que existo y tengo
el olvido del orden, lo diario.
Te recordaría que existo y tengo
un camino,
que puedo ser un inicio.
Que te quiero.
que puedo ser un inicio.
Que te quiero.
Pero
no soy viento, ni soy tú,
y tampoco quiero serlo. y Te quiero.
y tampoco quiero serlo. y Te quiero.
Quisiera,
que no hubiera temor,
ancla, opresor del desafío,
que no hubiera temor,
ancla, opresor del desafío,
guillotina de inicio,
nebulosa de aparente presente.
Continuar es virtud y magia al mismo tiempo.
Vivir sin miedo es con letras
el grito que
desgarra
la acción y la deja caer
en las uñas de la almohada.
Más la paloma que se va en la estampida
de lo que recorrí
y recorro en la versión del misterio.
y recorro en la versión del misterio.
Gracias, por la magia,
por recordarme el desapego.
por recordarme el desapego.
Es un ritual liberar, así que
enciendo una letra por cada beso,
en las rizas de tus manos
y en el lienzo de tus brazos.
Que la libertad no es un milagro
Que la libertad no es un milagro
pero sí es un don divino,
que no prefiere jardín, ni presagio, ni destino,
que no prefiere jardín, ni presagio, ni destino,
ni corazón, ni latido, ni verso, ni milagro.
Por eso el humano teje el verso de su canto.
Y Yo canto. Y que el dado elija el último paso.
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