Adoro a las personas que saben escuchar, ellas penetran los rincones, o
dejan escapar las máscaras suntuarias -verdaderamente recrean el acto- pocas
veces prefieren destapar sus cilindros internos y de ser así, saben, que todos
somos un espejo en algún momento de nuestra vida, así que comparten lo de
adentro. Los recuerdos se convierten en imágenes; son artistas que empiezan a
usar su pincel con la dicha de tener el personaje enfrente -relatando su
historia- Yo veo como se transportan al humor de otros zapatos, se postran,
sienten el zapato, extraen las moralejas de vida, entienden porque sudan o están secos los pies,
saben quitarse de dogmas, y darle la importancia que merece -se quedan con la
historia desnuda- son como un eco que escribe la vida de otra persona, en veces,
se convierten en traductores. Pero siempre dudan de lo que creen saber, le dan
el privilegio de la duda, son intuitivos, he llegado a la conclusión que por
eso no se toman nada personal -son como un colibrí se alimentan del polen sin
marchitar la flor -al contrario- fertilizan la tierra - y bueno la mejor parte
de una persona que sabe escuchar, es sobre todo que no hace daño con lo que
recolecta, porque recolecta enseñanzas -no poder- .
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