me perdí en tus profundidades,
ya no crece la hiedra de la memoria,
el territorio del pasado
habita como oniria entre la piel.
Quebré mi clepsidra, perforando
la coraza del miedo, así el
el agua se bifurca en los ojos
dejan de crearse estanques
y nacen los ríos,
en la saliva, en mis fluidos.
En la sangre emigran y
cabalgan nuestros momentos,
porque el cuerpo
recuerda el calor y el desafío.
Intento escucharme, para
Acudir al
desempolve de la conciencia,
la carne tiende a aprender
a veces sin mi, con el
piloto encendido
y de poco a poco entiendo
así rota, con la inexperiencia,
la rueda del tiempo.
La vida posee la historia de las almas.
y duele sentir tus surcos, tus grietas tan
de cerca. Duele tanto que parezco
barro seco en un loop del tiempo.
Preferir quebrar la vasija y dejar cabalgar al agua.
Tal vez así pueda comprender el océano que poseo.
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Escribo porque se me está acumulando
todo en el vientre, y en veces me dobla
la nostalgia.
(en borrador)