domingo, 25 de octubre de 2009

Concupiscencia



Indeciso acompañante,
que incita a devorar la mesura de un beso,
tras la fortuita cara del misterio
inmersa en la penumbra del tibio grosor,
aquel que se aclara como carmesí de labio tierno
por presión de cuerpos.

Temperatura de euforia,
desemboca en fisuras de conciencia;
como cualidad de filántropo, en espontánea ebriedad.


Cincel afilado,
disipado de recuerdos, retoca la pupila de un ávido
intento…

forma el surrealista parálisis de sí,
como magnetismo de humano,
como un perplejo error sin presidio,
sin dueño… voluntario.

Diluye la sal de contornos, con la delicia de algún vehemente frenesí.

Te pido, olvida rozar la fantasía de una virgen,
el clero interno del ego,
el mito, el eco.

Sólo sé el misil que juega con la ojiva de tiempo...


América Zapata

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