Las letras intentan describir un pasmo,
con la delicada punta de un rayo de luz,
en la refracción de un latido,
bajo la sombra de un sobrio parlante.
No es cualquier pasmo de ignorado tenor,
es un soberano RUISEÑOR en las aceras de un hombre.
Cautivo de cristal con incidentes repetitivos,
tras el bombeo de la sangre
entre las grietas de la mano.
Ebrio de aroma de caricias
con desliz de filo y orillas de acero.
Es la letra que busca su expresión
tras la mesura de un imberbe
que las reduce a huir.
Han hablado mis letras;
por parálisis de términos ilícitos
de libre pensador;
por la herida febril en muros huecos,
el colmo de un filántropo.
Quita,
el enigma de mi espalda;
recorre,
la ternura de los defectos de mi piel;
avanza,
con la naturaleza de mi pecho
y siente mi pulso con solo mirar.
Sumérgete en las sonrisas que exclama tu cuerpo
intenta sentir el calor…
entiéndeme,
sólo es miedo;
difumínalo hasta terminar con él,
desata los nudos contradictorios y déjame
volar…
América Zapata
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Escrito en junio
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