lunes, 15 de febrero de 2010

Menguante



Se detuvo el cursor de la noche
en la estática del viento
por la orilla de tus labios,

el parpadeo y los ojos…

mi cuerpo un harem de latidos
de dos mil corazones
que se mueven dentro.



La sangre,
maná por las venas
como la cúspide del fuego;
se infiltró en tu cuerpo,
para danzar con el mío.

¡Averiguamos!

la sonrisa del mundo
en los rincones prohibidos
de las arenas negras;
supimos corromper al olvido,
para después j u g a r con él.

Fue sólo un momento,
ladrón de terrazas
con aroma a luna llena.

Te guardé en el bolsillo
con mis dos mil corazones,
sin entender,
sin continuar,
sin predicción.

Con la delicia cargada,
 termina
para no retener
el pincel,
cargado de vida

y jugar otra vez.





América Zapata

______



 

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