miércoles, 24 de agosto de 2011

Sonido de tapa de baúl

El Apartado postal que llenó mi buzón y le dio identidad, se fue cuando decidiste ya no mandar cartas, quizás el refugio del papel ya no está en la entrepierna del alma, o el juego que saboreamos ayer, tampoco en la mira de mi reloj. Hemos pasado juntos la mitad del sol y ahora sólo quiero retornar a mi pasado para mirar esa fría y nostálgica risa de un verano taciturno y místico.

Ayer por la noche me acordé de ti como quien espera el hechizo de un cometa en la textura del techo de su cuarto. La nostalgia de la adolescencia y el mitote de la pubertad resultan a hora mi verdad arrojada.

Mañana iré al doctor con los síntomas escritos en mi espalda y en mis pies, mañana reconozco al espejo y me convierto en doctor.

Quizás los recuerdos decidieron callar, eso de escuchar caer la tapa del baúl después de no querer cerrarla. El tiempo a veces escribe sobre lo escrito.

Cuando éramos uno mismo disgregaba todo y me desprendía del otro lado, aquel que me hacía partir en dos, ahora lo reconozco, aprendí ser yo misma, sin que los otros lugares me partieran, ni esperarte, ni dejar que lo resolvieras.

Pero sin más azúcar en el almacén de esta cocina, llena de especies, la fruta en la vasija, el arroz a fuego bajo, yo mordiéndome los labios. Te digo que aún así la experiencia grita como cenzontle en la selva sabia,  interna cuando la escucho.

Entonces quizás lo entiendas, pero sabes, sí, a pesar de tu ausencia yo sigo siendo aquella reja de anémonas y guardo tesoros, por lo tanto se reserva sólo un espacio, ese que  no es de nadie, ni mío, se reserva en una sonrisa.


América Zapata

(Escritos guardados de hace tiempo, primer texto de esta naturaleza mía y que publico aquí)

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